Ofrendo

A tu apetito
ciego y desmesurado
frutas frescas del Edén,
dos cóncavos higos maduros
o brevas, en primavera y miel.

En la epidermis, tus manos
versan proezas a florecer,
suntuoso el hormigueo
pálpitos en el vergel.

De los ramales
dulce néctar
escurren
sobre medio y pulgar,
sorbos de placer
liban los labios
de dulce amar.

Y en el prodigio
de tu cristalino cielo
oscuro yergue
el deseo animal,
por devorar
la fruta prohibida
en un éxtasis proverbial.

® Lҽɳι @Vıɖąʂųƈɛʂıơŋ
15.06.2022
Foto web