¿Por qué no me
enseñas
a quererte
un poquito
más cada día
por el resto de la vida?
A perderme
en la calidez
de tu mirada
y en un abrazo
sentir tu corazón
y el mío
en una tonada
de latidos que danzan
en compositores cuerpos
y en la sístole
de gemidas notas sostenidas
una atrevida pauta
en el torrente sanguíneo
un bemol
en la partitura
del arte de amar.
Tú
Mentor de lenguaje universal